Empresas y tecnología: así funcionan los robots de Amazon

La compañía de Jeff Bezos ha mantenido siempre una fuerte apuesta por las nuevas tecnologías. Amazon-Go es uno de los mejores ejemplos de ello. Este tipo de tiendas no tiene cajeros ni sistemas de cobro tradicionales, algo que permite agilizar y simplificar los procesos de compra-venta, y que ha sido posible gracias a una profunda unión de tecnología (smartphones y software) y de inteligencia artificial.

Los robots Kiva, que clasifican mercancías en los almacenes de la empresa, son otra implementación tecnológica que optimiza los procesos de manera colosal. Young Yang, instructor del Amazon Solution Architecture, dijo que los Kiva han sido capaces de elevar la gestión y clasificación de mercancía de un máximo anterior de 700.000 artículos diarios hasta un nuevo tope de 1,5 millones de artículos, y con un nivel de precisión del 99,99%. Amazon cuenta con más de 25 centros automatizados que le permitieron reducir a menos de una hora las tareas que tomaban más de un día. Las estanterías se mueven solas y van hacia los empleados, que ya no tienen que pasearse entre los interminables pasillos del centro para buscar los productos a la hora de tramitar un pedido. Andan entre seis y ocho kilómetros menos de media al día, según datos de la empresa.

Cuando reciben la orden de pedido del sistema, los robots (llamados “drivers”) se colocan debajo de cada una de las estanterías en la que están almacenados los artículos. Hacen de conductor: la levantan y la mueven hasta el punto donde se encuentra el empleado.

Estos robots son fuertes (pueden levantar hasta 1.300 kilos), autónomos e inteligentes (saben dónde tienen que ir, cómo hacerlo por el camino más rápido y saben cuándo se están quedando sin batería y deben ir al punto de recarga) y solidarios: se ayudan entre ellos y si ven que un compañero está escaso de batería, le dan una mano. Si algún objeto se cae de alguna de las estanterías, el propio robot envía una señal de alarma y el personal se encarga de recogerlo.

El chaleco tecnológico o «tech vest» que utilizan los trabajadores en los almacenes permite ingresar de manera segura al área de los vehículos robot, por ejemplo, y recoger un objeto caído al suelo o solucionar un potencial problema técnico. Basta con presionar un botón y las máquinas detienen su marcha o disminuyen la velocidad.

Como si fuera una coreografía, las máquinas se mueven por un circuito delimitado por computadora y reajustado constantemente. Los empleados humanos, en tanto, los monitorean por medio de un chaleco con correas electrónicas, bolsillos con sensores y walkie talkies en la cintura.

Como los Kiva están conectados por Wi-Fi al sistema informático del centro logístico, el algoritmo que los hace funcionar permite que la trayectoria del robot se adapte a la velocidad del trabajador que está recogiendo los productos.

Los robots cumplen varias funciones: por un lado, reducen el tiempo que tardan los empleados en preparar un pedido. Por otro lado, permiten una mayor capacidad de almacenamiento, hasta un 50% más de artículos por metro cuadrado.

En cada etapa, el objetivo es «ampliar las capacidades de las personas» para que puedan enfocarse en la resolución de problemas», para garantizar la calidad de los productos e intervenir si es necesario, explica Tye Brady, jefe de tecnología de Amazon Robotics.

El objetivo no es sustituir la mano humana por máquinas sino que se trata de una simbiosis. De hecho, Amazon contrata a mucho personal extra, especializado en ingeniería y tecnologías de la información, para poder alimentar este sistema y mantenerlo. Sin embargo, sigue habiendo polémica con respecto a la posible pérdida de trabajos. Para Kevin Lynch, un experto en robótica en la Northwestern University, cerca de Chicago, aunque el desarrollo de robots colaborativos es inevitable y sin lugar a dudas destruirá puestos de trabajo en Amazon y en otras partes, también está claro que va a crear otros nuevos, pero «es más fácil predecir los puestos que desaparecerán que los que se crearán».

«Los robots y la inteligencia artificial brindan beneficios evidentes para el bienestar y la calidad de vida de la humanidad», sostiene. Pero la distribución equitativa de estos beneficios no lo es tanto, y son necesarias «medidas políticas para garantizar que todos nos beneficiemos de ellos y que no se conviertan en agentes de nuevas desigualdades económicas», agrega.

Estos robots fueron diseñados originalmente por Kiva Systems, una empresa que fue comprada en 2012 y renombrada como Amazon Robotics. Desde entonces la compañía  ha ido mejorando sus algoritmos y su sistema de inteligencia artificial, demostrando que el futuro del canal pasa por la tecnología, la IA y el deep learning.

Fuentes: Muy Canal, El Mundo, Clarín, Esquire